Cambio de hora: cómo afecta a tu salud y qué hacer para sobrellevarlo mejor

El reciente cambio al horario de invierno puede generar trastornos en el sueño, el ánimo y el rendimiento. Especialistas explican sus efectos en el cuerpo y entregan consejos clave para adaptarse sin mayores complicaciones.

Este fin de semana se concretó el cambio de hora en Chile, marcando el fin del horario de verano. A las 00:00 horas del sábado, los relojes se atrasaron una hora para dar paso al horario de invierno, una medida que, si bien tiene fundamentos técnicos y sociales, también puede traer consecuencias para la salud de la población.

¿Por qué nos afecta el cambio de hora?

El cuerpo humano funciona según un reloj biológico interno, conocido como ritmo circadiano, que regula funciones esenciales como el sueño, el apetito, la temperatura corporal y el estado de alerta. Cuando se altera bruscamente, como ocurre con el cambio de hora, el organismo puede tardar varios días en adaptarse.

“La mayoría de las personas siente algún grado de malestar durante los primeros días. Los síntomas más comunes son somnolencia diurna, dificultad para dormir, irritabilidad y falta de concentración”, explica la neuróloga Carolina Ríos, especialista en medicina del sueño.

Estos efectos pueden ser más notorios en niños, adultos mayores y trabajadores con rutinas fijas, especialmente quienes deben levantarse muy temprano. También se ha registrado una leve alza en accidentes de tránsito y laborales durante la semana posterior al cambio.

Consejos para una mejor adaptación

Aunque los efectos del cambio de hora no suelen ser graves, sí pueden afectar la calidad de vida, sobre todo en contextos de alta exigencia laboral o académica. Por ello, expertos recomiendan seguir algunas prácticas sencillas para minimizar el impacto:

Ajustar gradualmente los horarios de sueño, acostándose y levantándose 15 a 30 minutos antes o después según el nuevo horario.

Evitar pantallas al menos una hora antes de dormir, ya que la luz azul inhibe la melatonina, la hormona que induce el sueño.

 

Exponerse a la luz natural, especialmente por las mañanas, para ayudar al cuerpo a sincronizar su reloj interno.

Mantener horarios regulares para las comidas y otras rutinas diarias, lo que favorece una transición más rápida.

¿Un cambio necesario?

El debate sobre la conveniencia del cambio de hora se mantiene abierto. Mientras algunos defienden su utilidad en términos de eficiencia energética y mejor uso de la luz natural, otros apuntan a sus efectos negativos en la salud y el bienestar.

Por ahora, la recomendación es clara: cuidar los hábitos y mantener una rutina estable es la mejor forma de atravesar este período de ajuste sin mayores trastornos. Con unos pocos días de adaptación, el cuerpo retoma su equilibrio y los efectos comienzan a disiparse.

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